miércoles, 13 de mayo de 2009

Colonizaciòn de subjetividades.

Estamos viviendo días importantísimos que hacen a la consolidación de la democracia.
Se está debatiendo sobre un nuevo proyecto de ley de radiodifusión.
La necesidad de terminar con una de las pocas leyes estructurales promulgadas por la dictadura del 76 (la otra que aùn subsiste es la ley de entidades financieras), es innegable.
La era de la comunicación nos avasalla, los medios de comunicación ocupan dìa a dìa , màs y màs tiempo de nuestros vidas.
Estamos viviendo inmersos en la era de la revolución comunicacional.
Es indudable la enorme influencia de los medios de comunicación en nuestras vidas, se preocupan férreamente por colonizar nuestra subjetividad, cuando los medios son “el medio” (tal nuestro caso), estamos en serios riesgos de vivir, como dirìa Martín Heidegger (uno de los filósofos màs importantes del siglo XX), inautenticamente.
El da (ahì) sein (ser), el dasein, el ahí del ser, el hombre, dirá Heidegger, es arrojado al mundo, un mundo ya constituido, un mundo en donde èl es uno màs, y donde los demàs dasein tambièn son uno entre tantos, pero a la vez, cada uno, unido a los demàs, juntos, forman un conjunto, forman un todo.
Entonces, llegamos a un mundo constituido, llegamos y formamos parte de ese todo, nos acoplamos a la totalidad.
Vivimos inautenticamente, no vivimos de forma autentica, vivimos de manera inautentica, somos el otro, somos lo mismo que el otro, somos el todo, o no somos nada, somos uno màs, pero no somos parte esencial de ese todo, somos simplemente uno màs que si no existiese, el todo seguiria existiendo y no se enteraria de nuestra ausencia.
Venimos al mundo, y desde que nacemos los medios de comunicación empiezan su tarea de colonizadores de conciencias.
Vivimos en estado de interpretado, diria Heidegger, no pensamos, somos pensados, vivimos inautenticamente, porque no rompemos con eso que se nos impone ser. Como nos dijera el filósofo Jean-Paul Sartre (cito de memoria); “el hombre es, lo que hace, con lo que hicieron de él”: Ahí esta nuestra libertad, nuestra independencia.
Pero estamos acostumbrados a la inmediatez, a la nada.
Nadie nos obliga a consumir lo que no queremos, pero si se nos obliga a hacer algo, si queremos salir de ese consumismo.
Hay una distancia enorme entre la elección y la obligación.
No se nos obliga a consumir, pero si se nos obliga a elegir, a hacer, si queremos desacostumbrarnos.
En la costumbre no hay elección, justamente llegamos al acostumbramiento por nuestra falta de decisión. Nos acostumbramos porque no hacemos, nos acostumbramos porque no elegimos, nos acostumbramos porque nos quedamos con lo que nos venden.
Los medios no formen pensamiento, lo decimos en palabras de Feinmann: “lo poderoso del poder comunicacional consiste en dar las respuestas. Al hacerlo elimina la posibilidad de las preguntas. Y sobre todo de la pregunta fundamental, ¿es justo que el poder sea el poder?, ¿es justa la sociedad del poder?, y también, ¿Que pienso “yo” de todo esto?”. (La historia desbocada tomo 1).. Osea, los medios dan respuestas, no forman pensamiento.
Ahora, eso es desde la teoría, desde nuestra concepción, nuestro pensamiento, pero la realidad es otra.
Miles y miles de personas dicen lo que los medios dicen,
Es conocido el caso de los taxistas en capital. En la época menemista radio diez fue comprada por Adhad, entiéndase Menen, entiéndase los empresarios que apoyaron y mantuvieron su gobierno. Esta radio tiene un gran alcance, es la única que se escucha con nitidez en microcentro.Bueno, entonces, los taxistas escuchan masivamente esta radio.Cuando uno subía al taxi, el taxista empezaba con un monologo de “sus” ideas. ¿Cuál es entonces el problema?, bueno, que los taxistas no pensaban, sino que eran pensados, volviendo a Heidegger, vivían en estado de interpretado, es decir por las horas y horas de escuchar esa radio, no pensaban, eran pensados, decían lo que radio 10 decía. Pero sin embargo este no es un ejemplo aislado, porque sabemos que esto tambièn sucede hoy en dìa en inmensidad de casos.
Llegamos a nuestras casas prendemos el televisor, ponemos T.N.. la inseguridad nos agobia, el dengue asola la tierra, y obviamente el denuesto o la exaltación de los políticos, según su conveniencia. Salimos a la calle, vamos a un bar, y la misma situación, vamos a un club, o donde sea, sin encontrar otro resultado.
El consumo es efímero, o vivimos, como dirìa Heidegger, en la “avidez de novedades”, todo es efimero, todo se consume, todo se pierde.Es ahí en el punto en el cual se instalan apócrifamente los medios de comunicación. Estamos acostumbrados a la inmediatez, a la nada. Por eso la gran influencia de los medios de comunicación, son casi únicamente, nuestra fuente de información y en gran medida lo inmediato es nuestra única formación, lo temporal, lo que se pierde en mínimo tiempo.
Es ahí en donde nace la nada, porque el pensamiento sin la posibilidad de la pregunta, no es pensamiento, no hay pensamiento sin critica. La nada, es la nada del pensamiento, no hay pensamiento, no hay pensamiento porque no hay preguntas, no hay pensamiento porque no hay crítica (hablamos de crìtica en el sentido kantiano, es decir, hacer un analisis, reflexionando, después de este proceso, la inclinación por determinada postura).
Pero esto también es teoría, porque lamentablemente esas respuestas que dan los medios, son, para muchos, pensamiento (lo es para ellos, no para nosotros, decimos, están errados cuando creen que “su” pensamiento, es realmente “su” pensamiento y no las respuestas que el poder quiere escuchar). Y la inmediatez es la inmediatez del consumo de la información, nuestra información se pierde o aparece según la agenda de los medios, no hay formación previa, nuestra información, nuestro pensamiento es lo que los medios nos imponen. Escuchamos lo que los medios quieren que escuchemos, decimos lo que los medios quieren que digamos.
Eso es manipulación de la información. Eso tambièn es inmediatez, prendemos el televisor y consumimos información, abrimos un diario con el mismo resultado, eso es la inmediatez, inmediatez que, digámoslo, puede ser ciertamente “perdurable”, y esa perdurabilidad depende de la agenda mediática, si los medios, entiéndase el poder que controla los mismos, dejan de hablar de un tema, osea, dejan esos temas de salir en la tele, en los diarios y la radio, el debate se termina, porque son ellos quienes imponen la “agenda” de debate (que en realidad llega a no ser debate, sino una complacencia mayoritaria),
Eso es la inmediatez, consumimos cada vez más y más, eso es lo que Heidegger llamaba “avidez de novedades”, se nos abruma con información superflua, consumimos y consumimos, sin saber que es lo que estamos consumiendo.
Sin dudas la cuestión está en tener decisión, ya lo dijimos; en palabras de Sartre: “el hombre es, lo que hace, con lo que hicieron de èl”.O como dacia el maestro Arturo Jauretche: “cuando el zonzo se da cuenta de su zoncera, deja de ser zonzo.”
Es así, ahí está la decisión, pero vuelvo a decir, estamos acostumbrados a la nada, es decir, al no hacer, y no hay decisión en el no hacer, hay no-decisión hay no-hacer. La decisión está en el hacer, en el acostumbramiento no hay elección, hay falta de elección.
Tenemos que salir de la minoria de edad, pero no entendamos la expresión desde el punto de vista juridico, sino, desde el màs puro y profundo sentido kantiano. Asì nos lo dice Innmanuel: “la minoria de edad estriva en la incapacidad para servirse de su propio intelecto, sin la direcciòn de otro (…), màs adelante nos dice “!es tan cómodo ser menor de edad!, si tengo un libro que piense por mi, un pastor que reemplaze mi conciencia moral.(…).
Los medios forman conciencias para que no sean críticas con su modelo, el modelo de los grupos económicos, y forman conciencias para que sean “criticas” (en realidad no creemos que estas conciencias sean realmente criticas, no hay critica sin reflexión, sin pensamiento, no hay crítica si tomamos como propio, lo dado) con aquellos que son críticos con ese modelo, en concreto, forman conciencias para que sean “criticas”, con las verdaderas conciencias críticas.
Los medios de comunicación son sin dudas uno de los cuatro poderes de la republica, no solo en nuestro país, y a veces no se sabe con seguridad si realmente son el cuarto poder u ocupan un lugar de mayor importancia, y creo por todo lo dicho, que en Argentina (y quizás en la mayoría de los países) es mucho màs que eso, mucho más que el cuarto poder, es, sin dudas, un poder mucho más importante y riesgoso.

Gabriel Erviti.

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