jueves, 18 de junio de 2009

Ser o no ser, esa es la cuestiòn.

La televisión desborda nuestras vidas, se inserta, cada vez con mayor intensidad, en nuestro día a día, nos agobia con información superficial que se vuelve permanente en el que hacer cotidiano, información pueril, efímera, banal, vacía, hueca.La televisión no es una ventana a la realidad, sino más bien, podemos decir que es una pintura enigmática, pero ella si penetrante, incisiva, reiterativa y contundente en su mensaje, pero subliminal en su contenido, en su forma de transmisión. Penetrante - impenetrable, descriptiva pero indescifrable.Detrás de su mensaje para nada difuso, se esconde su propio ser, su esencia, su contenido, se esconde su forma, sus ideas, su negación de lo real, y la fuerte búsqueda de imposición de sus intereses, y con ese velo de espontaneidad y naturalidad, esa supuesta transparencia, se esconde perfectamente la condición colonizadora del mensaje, la condición conquistadora de su lenguaje, del estilo, de las formas utilizadas, la idealización estructurada de un sistema perverso particularizado, en busca de sus propios intereses esquivos, malversando la salud del sistema social, desquebrajando su estructura, al punto de polarizar discusiones complejas, apoyándose impúdicamente sobre ese sector de seguidores, contrariándolo con los sectores más desprotegidos, provocando el enfrentamiento entre ambos, en detrimento de ambos, en su total y absoluto beneficio.Los medios de comunicación juegan un rol importantísimo en la conformación de una sociedad.En tiempos eleccionarios, como este, el rol que los medios ocupan, es fundamental.Paradoja esta, al conocer que uno de los candidatos a diputado por la provincia de Buenos Aires, principal distrito eleccionario, es “dueño” de un canal de cable, con un alto numero de receptores.No hace falta mucho ingenio para darnos cuenta de la subordinación a la cual se encuentran sometidos los periodistas que trabajan en ese medio.Algunos días atrás, llegamos al conocimiento de un caso que era de esperar, si es que todavía, tal mi caso, veíamos una luz de esperanza en el periodismo.Francisco De Narváez, el candidato a diputado en cuestión, fue “invitado” al programa tres poderes, de su canal, conducido por Sietecases, Montenegro y Rozin.Quizás “inesperadamente”, los periodistas hicieron su trabajo.El tono de la entrevista fue bastante rìspido, las preguntas punzantes, y la incomodidad y la desazón del candidato, muy evidentes.La insistencia de los periodistas, en temas a los que el candidato venía siendo esquivo, produjo en este último, un notorio cambio de actitud, aquel que nos tiene acostumbrados a su risa fácil y recurrente y la sonrisa que solo pueden tener quienes viven despreocupados de sus alrededores, propia de aquellos que no tienen que pelearla día a día, quienes tienen el futuro asegurado de por vida.Frente a esto, el candidato cambió su actitud y su expresión, dejo de reír, y sus miradas decían todo.El dueño de casa elige que se toma en la mesa, si no nos gusta lo que nos sirven, mañana va a ser otro el que nos sirva.Neurálgicamente, el programa dejo de salir al aire.En el momento en que uno de los periodistas, Sietecases, daba su reflexión final, donde contaba sobre la dificultad de trabajar frente a los “dueños” de los medios, “uno no elige para quien trabaja”, dijo el periodista, el programa dejó, intempestivamente, el aire.Si bien es cierto que uno puede terminar no eligiendo para quien trabajar, lo seguro es que el “dueño” si elige quien trabaja para el y quien deja de hacerlo. La ley prohíbe la postulación de quien es dueño de un canal, porque probablemente, opino, la cosa se dé de esta manera; compra de un medio, proyección de mi candidatura, divulgación, repetición de los actos de campaña, en síntesis, propagandizaciòn eleccionaria. Entonces, decíamos, es prohibitivo a los dueños de medios, ser candidato en elecciones estatales.Alguien dijo alguna vez, y se volvió refrán, “hecha la ley, hecha la trampa”, sabias palabras de ingenio popular!.Nadie niega que “Francisco”, sea dueño (por lo menos socio mayoritario) del canal “America”, hasta se ha dicho públicamente, me viene a la memoria el escucharla a “la señora de los almuerzos”, diciendo, cada vez que se hablaba del candidato, la libertad que tiene con el gran, enorme, querido y nunca bien ponderado Francisco, dueño del canal. Nadie lo ha negado, nadie salió a desmentirlo.Pero sin embargo, lo dicho, “hecha la ley, hecha la trampa”.Francisco De Narváez no figura en los papeles de propiedad del canal, así es, el dueño, parece no ser tan dueño. Pero es eso, solo parece, y solo parece en ese sentido, como solo parece en tantas otras cosas, parece un buen tipo, parece humilde, parece honesto, así es, parece. Pero el parecer, no es ser.El 28 de junio, algunos dirán, nos “espera” un acto eleccionario, yo digo, vamos por una elección, y vamos con ansias, con decisión, con voluntad, con esperanza.Entonces, el 28, vamos al cuarto oscuro y en nosotros, y solo en nosotros, esta la elección, solo en nosotros está la decisión, el votar a quien nos “parece” bueno, o a quien vimos hacer, escuchamos proponer y en definitiva sabemos quien es, sabemos que hizo, y que no hizo y que falta por hacer, porque el ser, no es parecer, el parecer es fachada, el ser es esencia, el ser es existencia, y el parecer es nada.

Gabriel Erviti.

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